La crisis del coronavirus ha golpeado la vida familiar y social de millones de personas sin previo aviso. El confinamiento obligatorio y las nuevas restricciones han modificado nuestros hábitos laborales, sociales y académicos. Y aunque existen personas con una gran capacidad de adaptación al cambio, la mayoría de nosotros nos hemos visto obligados a resolver la situación de la mejor manera posible, a golpe de improvisación. Esto, ocasiones, ha generado ciertas fricciones en la convivencia de los hogares y también en la manera de relacionarnos con nuestros hijos y familiares que han aumentado la demanda de ayuda profesional.
Para los expertos, este problema de convivencia surge porque la crisis ha servido para mostrar nuestro lado más frágil, nuestras incertidumbres y nuestros miedos. Sin darnos cuenta, hemos trasladado esos temores a nuestros hijos que ahora nos ven inseguros, con menos autocontrol y con algunas debilidades. Además, hemos compartido mucho más tiempo juntos lo que aumenta las posibilidades de conflicto, especialmente en los hogares con hijos adolescentes o problemas previos. Al mismo tiempo, también se han generado situaciones en las que hemos podido disfrutar de ese tiempo extra, de buenos ratos en familia y de nuevas aficiones que nos demuestran ese lado positivo de la convivencia.
Avanzar
Así, estamos en un momento en el que ya podemos hacer balance de esa situación excepcional que hemos vivido y que nos ha dejado una nueva vida. Y es que, consideramos que es un error pensar en volver a lo de antes. Lo que debemos hacer es avanzar para gestionar mejor esas nuevas rutinas impuestas por el Covid-19, para mejorar nuestro autocontrol y para reducir el estrés y la ansiedad que nos provoca vivir sin saber realmente qué pasará mañana. La mayoría de nosotros estábamos acostumbrados a tenerlo todo pautado, a responder a unos horarios marcados por el trabajo y las actividades de los hijos y desde marzo, hemos perdido ese control. Para empezar a cambiar las cosas, hay algunos consejos que podemos seguir en cualquier momento:
- Favorecer la comunicación: que esa comunicación sea honesta, sana, respete la pluralidad y sea enriquecedora.
- Respetar el espacio y el tiempo de los demás miembros de la familia.
- Repartir responsabilidades y compartirlas cuando sea necesario.
- Establecer normas que regulen la vida en familia: horarios, tareas, etc.
- Mantener el orden y la organización. Un entorno agradable ayuda siempre a reducir el estrés.
- Buscar aficiones y gustos comunes y crear espacios para compartirlos.
Desde Centro Albea recomendamos desarrollar una respuesta adaptativa para todas aquellas familias que tengan algún problema de convivencia. Desde aquí vamos a ofrecerte estrategias de comunicación, de autoconocimiento y de organización dentro del ámbito familiar que os van a ayudar a gestionar mejor todas esas situaciones que pueden deteriorar la convivencia. Esta crisis puede ser una oportunidad para conocernos mejor, saber qué es realmente lo que queremos, poder compartir tiempo con los demás y ayudarnos.